"Hay mucha gente que vive una vida que no es la suya, que intenta que su vida sea parecida a lo que se supone es el éxito, el triunfo social y profesional, víctimas de su propia vanidad y de la vanidad de los otros que los rodean. En esa vida deja de lado cosas importantes y cuando quiere reaccionar, a veces, es demasiado tarde.
Personas que detrás de un escenario de éxito rutilante, cinco dígitos en la nómina de cada mes, muchos vuelos, muchas videoconferencias, muchos celulares de última generación y mucho traje a medida, no hay nada más, una vida vacía: la de alguien que cuando se acuesta y va despojándose de tanto artificio (aparca el Cayenne en su plaza de garage, desconecta la alarma e introduce órdenes a la central domótica, deja el maletín y el portátil en el salón minimalista de su casa de 600 m2, se quita el Patek Phillipe y lo deja en la mesita de noche de diseño italiano, pone en carga el iPhone, se quita el traje de 3.000 euros y los gemelos de oro, etc.) se mete en la cama siendo tan sólo un hombre vacío, o relleno de aserrín o hueco (Un "hollow man", que diría T. S. Eliot)." En palabras de Daniel Tirado.
No, no es exageración y estoy de acuerdo con Daniel. He conocido personas en el último año que se han sorprendido de sobremanera cuando se enteraron del par de viajes que realicé, no podían explicarse cómo una chica que trabajaba en una cafetería viajara más que ellos y tuviera tantas experiencias que ellos quisieran tener. No se explicaban el por qué ellos no lo hacían. Ellos que tienen un trabajo estable, con "futuro", bien pagado. Ellos que tienen diplomas, títulos, que imparten cursos y dan conferencias. Ellos que tienen toda la ropa que quieren, que van a cenar a lujosos restaurantes, que conocen a tantas personas "importantes". Ellos que tienen su departamento, su casa, todo en su lugar. Todo perfecto. Todo como les dijeron que tenían que tener. Tener, tener y tener, para entonces poder ser. ¿Cómo ellos no podían viajar? ¿Cómo ellos que tanto se sacrifican? ¿Cómo es que ellos duermen en el mismo lugar, todos los días, a la misma hora? ¿Dos semanas de vacaciones está bien? ¿Y después querer más vacaciones para las vacaciones? Ellos que tienen la rutina bien marcada: Suena la alarma, reniegan un poco, vuelve a sonar, se levantan dormidos a la ducha, salen corriendo sin desayunar, el mismo transporte, el mismo panorama frente al volante, comprar café, saludar a todos, sentarse frente a su escritorio en la gran oficina, reir un poco, salir tarde por los pendientes, tomar la misma ruta, llegar a casa, encender la tv, buscar algo para cenar, dormir. La gran vida. Como dice Miguelito, ese pequeño amigo de Mafalda: Trabajar para ganarse la vida, claro. ¿Pero por qué esa vida que uno se gana tiene que desperdiciarla en trabajar para ganarse la vida?
Estas personas impecables, son las que se sorprenden de otros con pequeños placeres, se sorprenden por ver que otros van a contra corriente y encima, son felices. Los acusan de no tener un futuro estable, los tachan de locos, de "desperdiciar" su vida, cuando en el fondo sienten algo parecido: Quieren vivir como ellos, pero no se atreven. Con esto no quiero decir que todos renunciemos a nuestros empleos, que seamos hippies y comamos lo que sembramos (igual, ¿por qué no?) pero la gran mayoría de personas que hacen juicios tremendos frente a los que se salen del esquema social, son personas que simplemente no están a gusto con su vida "perfecta", y al no tener el valor de salir del molde, desacreditan a los demás. Es sencillo: tienen miedo.
Amar lo que hacemos y que entre en el molde, es totalmente audaz y respetable, pero tenemos que aceptar que la mayoría, lamentablemente, no somos así. Y sólo seguimos órdenes. Y sólo queremos tener todo lo que nos muestran, para alcanzar así, un poco de la felicidad tan deseada, esa felicidad de mentira. Sin darnos cuenta que lo que se queda, lo que vale, lo que importa, es eso tan trillado que le llaman experiencias, recuerdos o emociones. Como amante de los atardeceres, muchos de los mejores momentos de mi vida no han sido por cosas materiales, sino simplemente con ver el cielo que se muestra rojo o azul. No estamos locos y ese es el grave problema. ¿Por qué no dejamos un poco nuestro lado frívolo y material? ¿Por qué no disfrutar un poquito más de lo que ya está y no cuesta? No es necesario ir de un extremo a otro, es sólo ir cambiando el chip que nos han impuesto y abrirnos a ese mundo que no conocemos por completo. Felicitar a esta ex barista porque se emociona al ver la cordillera de los andes, felicitar a ese chico diez años menor por su viaje mochilero de meses por europa o sudamerica, creer en esas personas que dejaron su gran oficina por irse a viajar por el mundo, dar las gracias a los que les guste o no, siempre apoyan las nuevas aventuras y retos. ¿Por qué tú no? ¿Por qué eliges el aserrín? ¿Por qué no te llenas de vida? Piénsalo.
Post Colaboración / Daniel Tirado, blogger y vlogger de viajes.
Post Colaboración / Daniel Tirado, blogger y vlogger de viajes.
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